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Las chicas hooters: el culto al cuerpo-trabajo

Marco Antonio Leyva

Las hooteritas tienen que aceptar las presiones sexuales, el lenguaje vulgar de los invitados y, sin mostrar negaciones totales, aprender a ser esquivas y mantener la relación de servicio con el cliente, aunque muchas veces repriman su ira. Esa habilidad laboral de tratar con el cliente siempre siendo amable forma parte de las principales competencias de su inteligencia emocional para sobrevivir al acoso sexual.

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