Víctor M. Quintana
En el estado de Chihuahua, en las elecciones federales del 7 de junio de 2015, se muestra cómo el dominio del PRI, sus gobiernos y sus aliados se finca en una base social de sustentación reducida, pero efectivamente movilizada para votar. Si se toma en cuenta que en la entidad la tasa de participación electoral apenas fue de 32% de la lista nominal y que el PRI obtuvo alrededor de 35% de los votos, resulta entonces que sólo un poco más de 10% de las y los ciudadanos en edad de votar brindan el apoyo activo a ese partido y su proyecto. Este exiguo apoyo fue suficiente para que el PRI y su aliado, el PVEM, ganaran ocho de las nueve diputaciones federales en disputa.