Luis Méndez
El PRI recuperó Los Pinos y festina haber reconstituido al Estado. Legalmente lo logró, pero no ha podido legitimarlo. Se urdió, jurídicamente, un nuevo entramado institucional. La modernidad nos abrió la puerta. México fue puesto en oferta y el mundo se interesó. Desde arriba nadie quiso ver el engaño. El poder jugó al olvido; fracasó. La realidad necia se impuso. La atrocidad rompió su contención mediática. Ayotzinapa emergió como el límite social al despotismo político disfrazado de democracia. ¿Una nueva coyuntura en nuestro desgastado tránsito hacia ninguna parte? Una coyuntura más. ¿Romperá los límites de la posibilidad?